Un error que cometemos muchos diseñadores. Le damos al cliente lo que quiere y no lo que necesita.
El cliente es lo más importante, es quién en definitiva nos paga por nuestro trabajo, así que es vital que esté contento con nosotros. Partiendo de esta base muchos diseñadores llegamos a un problema. Queremos tenerle contento y hacemos lo que sea para no perderle y para que quede bien satisfecho. Cuando el cliente es nuevo, normalmente tanteas, y vas viendo qué le gusta. Lo usual es que el cliente elija el diseñador en base al estilo que este tiene. Pero eso en España es solo teoría. Es común que el cliente te elija porque ha visto el folleto o la web que le has hecho a un amigo o por la recomendación de un familiar.
Conversación.
He visto la web que le has hecho a Juan, el de los tomates y me ha gustado mucho, y quiero que me hagas una cosa parecida. Con lo de quienes somos, una foto en la parte de arriba como la que tiene y eso. Sí, nosotros nos dedicamos a la instalación de placas solares.
Quizás es un caso demasiado evidente. En ningún caso deberíamos hacer la web igual para una empresa que vende tomates que para una que instala placas solares. Ni siquiera el planteamiento será el mismo. El dinero fácil tienta, le adapto un poco la página y lo cobro, con poco trabajo me llevo el dinerito.
¿Y esto funciona?
Pues es probable que el cliente esté contento. Al fin y al cabo le has dado lo que quería, ¿pero cuánto le va a durar? Si el ve que se ha gastado la pasta en algo que no le sirve, le cambiará el gesto. El cliente tiene lo que quería, pero no lo que necesita. Y la culpa evidentemente es del diseñador. El cliente de esto no sabe (aunque crea que sí), el profesional eres tú. Tú eres quien debe asesorarle y trabajar sobre lo que de verdad necesita. Sé consciente de esto, el diseño que realices es un vehículo para el mensaje. Lo importante es que llegue el mensaje. El barco puede ser precioso pero si no lleva la mercancía hasta la ciudad en lo alto de la montaña no nos sirve de nada.
¿Qué necesita usted?
Es común que el cliente no sepa exactamente qué necesita, algunos incluso no saben lo que quieren. El diseñador debe orientarle, en realidad este trabajo previo hará más fácil el proceso de diseño. Vas con mucha más información y el cliente se fía más de ti porque tiene la sensación de que puedes manejar la situación. Es muy desagradable ir a un restaurante y pedir 4 platos para 2 personas pensando que va a ser una cantidad razonable de comida y que te encuentre que te sobran 2 platos. Posiblemente no vuelvas, le has pagado 2 platos que ni has probado. Como empresa es mejor avisar al cliente, recomendarle que pida solo 2 platos y así quedará más satisfecho y habrá una mayor probabilidad de retorno.
Entonces, ¿qué debo hacer?
Habla con tu cliente, aprende de como trabaja, como funciona su negocio. Interiorizalo y asesorale. Mantenle informado de lo que crees que es mejor para él. Analiza las necesidades de su negocio. Esa es la clave del éxito como diseñador.