Cuando uno tiene un trabajo creativo siempre piensa que tiene que innovar.
Siempre busco hacer algo distinto, pero normalmente no me lo aceptan. Quizás deba ser menos permisivo conmigo mismo. Creo que soy un diseñador clásico y que romper moldes no es mi fuerte. Posiblemente sea porque para romper reglas primero hay que conocerlas bien y tengo la impresión de que yo no las conozco bien. De todos modos el artista para ser tal tiene que ser capaz de sorprender, ¿o no?
A lo mejor mi problema como diseñador radica en que estoy fuera de esos límites. Y no por una cuestión personal si no porque el diseño gráfico o el diseño web no es un arte. Aunque en el diseño hay una finalidad estética, esta no es su finalidad última. El fín del diseño es comunicar una idea. La estética es imprescindible pero porque hace esa idea más accesible.
Bueno, es posible que no deba obsesionarme con innovar, al fin y al cabo no es mi deber como diseñador. Mis diseños tienen que ayudar a transmitir una idea y no explorar nuevos campos en la comunicación gráfica. No se porque, pero no me quedo más tranquilo…